Continuem amb el mes dedicat als alumnes del Màster en Lied de l'ESMUC; aquesta setmana és eltorn de Gonzalo Manglano Flores. Gràcies, Gonzalo!

Parham Mill, Gillingham - John Constable
Molí de Parham, Gillingham - J. Constable
 

El tercer Lied del ciclo Die schöne müllerin (“Halt!” - “¡Alto!”) es la puerta de entrada a la trama interna que nos propone el poeta Wilhelm Müller y que Franz Schubert ilustra con gran maestría. El joven molinero, caminante protagonista del ciclo presentado en el primer Lied (“Das Wandern” - “Caminar”), llega hasta un pequeño arroyo en la segunda pieza (“Wohin?” - “¿Adónde?”) que le acompañará siempre y que será el coprotagonista del ciclo. Este arroyuelo le llevará hasta un molino en el que entra a trabajar para seguir aprendiendo el oficio y donde conocerá a la bella molinera.

Es el tercer Lied un momento importante dentro de la trama: el descubrimiento del molino gracias al arroyo. Tanto Müller como Schubert dan a esta pieza un tratamiento especial; desde el punto de vista poético a través de los símbolos y desde el musical gracias al uso de motivos y a una escritura brillante y enérgica, única en todo el ciclo.

Los Lieder primero y segundo son la clave para comprender esta increíble obra. Schubert presenta con maestría a los dos protagonistas (el arroyo y el molinero) y expone todos los recursos y motivos musicales que desarrolla durante el ciclo y que evolucionan junto con las emociones del molinero. El molino que ahora aparece (y en el que dudará entrar como presenta en el cuarto lied “Danksagung an den Bach” - “Agradecimiento al arroyo”) es el escenario principal, el lugar donde va a conocer a la molinera, fuente del viaje emocional del amor y el desamor por el que nos transporta Die schöne Müllerin.

La simbología poética es esencial para poder comprender la evolución emocional de los personajes y descubrir relaciones entre canciones dentro del ciclo. El agua (Das Wasser), personificada en el arroyo, es un símbolo de gran importancia en toda la literatura germana. Tiene una relación especial con la luna (que cobrará importancia en el décimo Lied) y ambas son símbolo de vida, muerte y resurrección. Asimismo, es uno de los símbolos más utilizados durante todo el ciclo. Representa el paso del tiempo y actúa como la conciencia y el destino del molinero.

El molino (Das Mühle) es otro símbolo estrella en la poesía de esta época. Según Lurker, el moler del molino tiene un significado erótico, en leyendas de la Edad Media aparecía a menudo como escenario de aventuras amorosas. Para distintos pueblos indoeuropeos se convirtió en símbolo del retorno y del destino debido a que la rueda está constantemente en movimiento. Por todo esto, es sencillo comprender por qué es una molinera el objeto amoroso en esta historia. Además, junto con el agua, el molino acentúa la reflexión sobre el paso del tiempo, que también se imprime a través de las ruedas (Die Räder). Estas representan el movimiento y el proceso vital. El girar constante y las subidas y bajadas hacen de las ruedas un símbolo de lo pasajero y de la fortuna. Además, es un símbolo que aparece multitud de veces durante todo el ciclo (lo podemos encontrar en los Lieder 1, 5, 11 y 14).

En La bella molinera la aparición de elementos naturales es constante y, tras buscar el significado de cada símbolo según las convenciones de la época, evidenciamos que es una característica básica en la definición de la evolución de los sentimientos del protagonista. Otro símbolo de gran importancia que aparece en este Lied son los Alisos (Die Erlen). Son árboles que crecen junto al agua. Su madera es clara pero se vuelve rojiza al cortarla. Por eso, en muchos países de Europa se consideraba un árbol embrujado. Es símbolo de la resurrección, tal vez por la transformación de blanco a rojo de su madera al cortarse y su semejanza a la sangre humana. Está directamente relacionado con el famoso Lied"Erlkönig" (El rey de los alisos), de Goethe, donde lo encontramos como símbolo de lo mágico y lo sobrenatural.

Schubert escribe en este Lied una melodía vocal enérgica y brillante que puede representar, al inicio, estos alisos. La voz asciende rápidamente y desciende poco a poco como las ramas sobre el rio. Esta melodía está acompañada por un piano, también con gran carácter, que ilustra el movimiento del agua y el girar del molino a través de motivos en la zona grave del piano. En general, el tempo rápido, el compás ternario, el ritmo y la melodía transfieren una sensación de emoción y excitación al encontrarse con el molino. “Aus den Erlen heraus” (“Emergiendo de entre los alisos”): el molino aparece como si se tratara de un personaje más, misterioso y mágico.

Los alisos vuelven a aparecer en el décimo Lied, “Tränenregen” (“Lluvia de lágrimas”). Podemos entender que el aliso está anunciando un fatal desenlace, la “muerte” del molinero. Quizá ya en su primera aparición en el tercer Lied nos anticipa que dentro del molino se encuentra la razón de su desgracia, el amor hacia la molinera.

Otros símbolos importantes que aparecen en esta canción son el sol (Die Sonne), símbolo de la luz primaveral y la ilusión (vuelve a aparecer en los Lieder 8 y 11); y el cielo (Die Himmel), origen de la lluvia que da fertilidad y vida (también en los Lieder 10, 19 y 20). En este Lied, el cielo se relaciona con el sol como símbolo de vitalidad. Sin embargo, hacia el final del ciclo simbolizará la esperanza que hay más allá, un nuevo día.

Como podemos ver, gracias a todos estos símbolos, podemos encontrar conexiones entre diferentes partes de la trama y entender mejor cual es la evolución emocional del protagonista. Un viaje a través de una experiencia amorosa no correspondida: de la ilusión y la excitación a la negación, el odio, la impotencia y, finalmente gracias al arroyo, la aceptación.

Para ejemplificar este artículo, propongo la grabación del pianista András Schiff junto al tenor Peter Schreier, de 1991. Dos grandes intérpretes que consiguen expresar magistralmente el significado del texto a través de la música de Schubert. Espero que la disfrutéis tanto como yo al redactar estas líneas.

 
 
Halt!
 

Eine Mühle seh ich blinken
aus den Erlen heraus,
durch Rauschen und Singen
bricht Rädergebraus.

Ei willkommen, ei willkommen,
süßer Mühlengesang!
Und das Haus, wie so traulich!
Und die Fenster, wie blank!

Und die Sonne, wie helle
vom Himmel sie scheint!
Ei, Bächlein, liebes Bächlein,
war es also gemeint?

Veo brillar un molino
entre los alisos,
a través de murmullos y cantos
se oye el fragor de las ruedas.

¡Ah, bienvenido! ¡Bienvenido
dulce canto del molino!
Y la casa, ¡qué acogedora!
Y las ventanas, ¡qué relucientes!

Y el sol, ¡qué claro
brilla desde el cielo!
Ah, arroyuelo, querido arroyuelo,
¿era eso lo que me decías?


(traducción de Susana Weber)